Probando la resistencia de un maniquí en Minecraft
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¡Hola a todos, amigos de los cubos! Hoy decidí hacer algo completamente loco. Desde la llegada de los maniquíes NPC en Minecraft 1.21, he escuchado muchos comentarios sobre lo «vivos» y «realistas» que son. Y entonces me surgió una pregunta: «¿Qué tan realistas son? ¿Podrían... reemplazarme?» Así nació el gran experimento: yo contra mi doble de plástico. ¿Quién es mejor? ¡Vamos a descubrirlo!
Ronda 1: Concurso de belleza
Lo primero que hice fue crear mi clon. Un comando, un poco de magia con etiquetas NBT, y ahí estaba — de pie, todo un galán. Le puse mi mejor armadura de diamante (esa con «Protección IV» que guardaba para enfrentar al dragón). Yo me puse lo mismo. Nos colocamos uno al lado del otro.
Honestamente, desde fuera era difícil diferenciarnos. El maniquí estaba en una pose orgullosa que le asigné — mano en la cadera, cabeza ligeramente inclinada. Se veía confiado, incluso demasiado. Intenté imitar su pose. ¿Y saben qué? Me empezó a doler la espalda. Literalmente en un minuto. El maniquí, en cambio, permanecía inmóvil como una roca. Perfecto, inquebrantable... y un poco inquietante.
Resultado: Punto para el maniquí por su resistencia y fotogenia. Yo, mientras tanto, voy a estirar un poco.
Ronda 2: Prueba de resistencia
El siguiente paso — supervivencia. «¿Y si nos ataca un creeper?» pensé. ¡Un experimento es un experimento! Generé a un amigo verde a una distancia segura. Naturalmente, corrió hacia mí, ignorando a mi doble sin alma. Yo, como jugador experimentado, salí corriendo y luego lo derroté hábilmente con mi espada.
¿El maniquí? Bueno, el maniquí ni se inmutó. El creeper podría haber explotado justo a sus pies, y él habría seguido en su pose altiva. Fue algo impresionante. Por un lado — valentía. Por otro — una total falta de instinto de supervivencia.
Resultado: ¡Punto para mí! Por saber sobrevivir y no quedarme como una estatua cuando un TNT ambulante viene hacia mí.
Ronda 3: Interacción social
Decidí probar cómo reaccionarían los aldeanos ante nosotros. Mi doble de plástico y yo nos dirigimos a la aldea más cercana. Me acerqué a un aldeano, comercié, intercambié trigo por esmeraldas. Todo normal.
Luego empujé al maniquí hacia otro aldeano. ¿Reacción? Ninguna. El aldeano simplemente lo rodeó, como si fuera una valla mal colocada. Mi doble se quedó solo en medio de la plaza del pueblo, mientras los niños aldeanos corrían a su alrededor jugando al pilla-pilla. Lo ignoraron por completo. Hasta me dio un poco de pena.
Resultado: ¡Otro punto para mí! Saber comerciar y ser parte de la sociedad — no es poca cosa.
Conclusiones finales
¡El marcador es 2:1 a mi favor! Sí, gané. Pero, siendo honesto, este experimento mostró algo importante. El maniquí NPC es mi versión ideal. Siempre se ve genial, no teme a los peligros (porque no los entiende) y no necesita comer. Yo, en cambio, soy vivo, inquieto, a veces torpe, pero capaz de interactuar con el mundo.
Los maniquíes son una herramienta fantástica para crear historias y decoraciones. Pueden ser héroes, guardianes, comerciantes — lo que sea en nuestras escenas congeladas. Pero nunca reemplazarán a un jugador real. Y quizás esa sea su mayor virtud. No son nuestros competidores, sino nuestros ayudantes en la creatividad.
Ahora voy a quitarle mi armadura. Porque, siendo honesto, se ve mejor con ella que yo. Nos vemos en el mundo de los bloques.
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